lunes, 13 de julio de 2015

EL SOLDADITO QUE JUGÓ COMO UN CRACK (Omar Dencor, vecino de Rawson)


En la cancha de césped de Huracán, comenzamos a realizar -creo que en 1960- el campeonato provincial de fútbol, en el que competían los campeones de las ligas de Comodoro Rivadavia, Esquel y el Valle. Se disputaban con cada equipo oponente dos partidos, uno como local y otro como visitante. Un crack surgido en esa época fue Carlos Resnik. Otra gran promesa era Omar Dencor, un joven de Rawson que le tocó cumplir con el servicio militar en Río Gallegos, En cierta oportunidad se había lesionado el "centro-forward" de Huracán y no teníamos con quien reemplazarlo frente a Racing, con el cual debíamos disputar el domingo siguiente la final del campeonato. Me acordé del conscripto Dencor y le pedí al jefe del Distrito Militar del Chubut que nos hiciera la "gauchada" de traerlo desde la capital de Santa Cruz, porque era el único jugador que, a mi juicio, podía cuidarnos las "costillas" en aquel encuentro decisivo. El club se comprometía a devolverlo en el primer vuelo que hubiera a Río Gallegos una vez concluido el partido. El jefe militar local se puso en contacto por teléfono con su par de dicha ciudad, que autorizó la "movida". Cabe aclarar que para comunicarse con la capital de Santa Cruz fue necesario viajar hasta la oficina de Correos de Rawson. Esto fue lo que hizo justamente el titular del Distrito Militar, demostrando su buena voluntad con el "Globito". El día anterior del partido fui al viejo aeropuerto de Trelew a esperar el arribo del conscripto con el mayor sigilo, a fin de que nadie se enterara del sorpresivo refuerzo que habíamos conseguido y que pensábamos jugar como carta de triunfo. Demás está decir que los hinchas de Racing "cantaban victoria" por anticipado, conociendo que el titular lesionado era "irreemplazable". La experiencia me ha demostrado que, en este mundo, nadie es irreemplazable. Lo alojé en el hotel Argentino sin que nadie lo notara, se entrenó en la cancha sin ser advertido y en la esperada final, ante la sorpresa de propios y extraños, el joven conscripto se constituyó en el hombre clave, convirtiendo el gol del triunfo. Al día siguiente, tal como nos habíamos comprometido, el providencial suplente partió rumbo a Río Gallegos, a fin de reintegrarse al cuartel. El jefe del Cuartel que estuvo presente en el partido me comentó después: "Valió la pena el riesgo y el esfuerzo. El soldadito jugó como un verdadero crack".

(Relato extraído de "Memoria" del Dr. Atilio Oscar Viglione. Tomo 1. Con la participación de Eduardo Hualpa Acevedo. Ediciones de La Galera. 2004).

Omar Dencor


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